Entrevista a niños testigos
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Definición.
La entrevista a niños testigos es una herramienta o técnica utilizada en el ámbito policial y forense para la obtención de un relato preciso que arroje datos de interés en relación con un hecho delictivo al objeto de poder esclarecerlo o clarificarlo en la mayor medida posible. Los objetivos y finalidades de la entrevista a niños testigos de un hecho delictivo no dista en absoluto de los de la entrevista o toma de manifestación normalizada a un adulto, si bien existen diferencias a nivel de intervención. Los niños presentan más dificultades para ofrecer un testimonio extenso ya que la edad es una de las variables que más influye en la capacidad para describir un suceso (Manzanero y González, 2003). Depende de su nivel de desarrollo y de las capacidades que presente.
En un principio, se considera que un niño mayor de 12 años tiene capacidades suficientes para ser entrevistado y declarar como un adulto. Por lo que consideraremos que al referirlos a niños lo haremos a menores de esta edad. Por otra parte, los niños son testigos válidos incluso desde los 3 años de edad, por lo que correctamente entrevistado son capaces de formular declaraciones suficientemente precisas. Evidentemente, cuanto menor es la edad del niño, mayores son las dificultades para obtener testimonios extensos. No obstante, a pesar de que los niños pequeños suelen dar menos información, ésta es igual de exacta que la que ofrecen los niños mayores o los adultos (Manzanero, 2000). Para la consecución de la entrevista es necesario seguir una guía estructurada de forma flexible.
Objetivos
A menudo, tanto la investigación judicial como la policial se encuentran habitualmente con importantes limitaciones derivadas de la ausencia de indicios físicos o biológicos que acrediten los hechos que se tratan de investigar. Normalmente, en ausencia de los indicios físicos u objetivos, el investigador y el juzgador contarán con otro tipo de indicios más subjetivos para valorar la ocurrencia de los hechos denunciados: el testimonio (el indicio psicológico o indicio cognitivo). En la actualidad la moderna instrucción de diligencias en la investigación criminal presta mucha atención a las buenas prácticas en materia de policía científica o criminalística, concediendo gran relevancia a los procesos desarrollados en la escena física del crimen: se preserva la escena con un cerco, se manipula con guantes, estando los agentes enfundados en monos de trabajo que eviten la contaminación, se restringe el acceso a personal no especializado, se emplea aparataje e instrumental propio, etc. En lo que se refiere a la escena mental, no existe todavía una tradición tan estricta respecto a lo importante que es procesar adecuadamente los indicios o vestigios de cada escena mental del crimen, en analogía a lo que se hace con la escena física (Muñoz, y otros, 2016). La huella de memoria, por su parte, es extremadamente frágil y sensible a los métodos utilizados para su obtención, sobre todo, en el caso de menores de corta edad (González, Muñoz, Sotoca, & Manzanero, 2013).
La entrevista a niños testigos es la técnica principal para la obtención de la información de esa huella de memoria a través del relato obtenido del menor y que puede ser de vital importancia para el caso. Pero ésta técnica no es aislada. Posteriormente, y dependiendo de la calidad y extensión del testimonio obtenido, se debe analizar el mismo con el fin de ayudar al juez en su valoración de la credibilidad (Köhnken, Manzanero, & Scott, 2015).
Estas pautas, serán especialmente útiles en casos de menores en edad escolar, ya que los adolescentes cuentan con un desarrollo cognitivo y experiencias vitales similares a las de un adulto, y los niños de preescolar presentan limitaciones cognitivas, especialmente en la esfera de la comprensión y expresión lingüística, que dificultan la obtención de un relato suficientemente extenso mediante la técnica de relato libre (Muñoz, y otros, 2016).
Eficacia.
En un estudio de Hans y Vidmar (1986) se estimó que alrededor del 85% de los casos enjuiciados la prueba de cargo de mayor importancia fue el testimonio (Arce & Fariña, 2012). Se puede concluir que el testimonio y su evaluación posterior se ha convertido en una pieza clave de la carga de prueba, sobre todo en aquellos delitos que se cometen el ámbito privado como aquellos que atentan contra la libertad e indemnidad sexual o los que se comenten dentro del ámbito familiar de las relaciones de pareja. De hecho, en éstos últimos es complejo encontrar pruebas que no sean los propios testimonios de los implicados (víctima y autor) y es habitual que el testimonio del denunciante por sí sólo no tenga peso suficiente para levantar la presunción de inocencia del autor toda vez que no vaya acompañado de otras prueba o indicios objetivos o bien del testimonio de un tercero (testigo). En este ámbito de los denominados delitos semipúblicos, en término legal, es habitual encontrar que el testigo principal de los hechos investigados llegue a ser un familiar, en muchos casos, menor de edad y, dentro de estos, niños menores de 12 años. Por ello tener actualizado un protocolo de actuación en caso de testimonio de niños testigos es una herramienta harto útil tanto en el ´ámbito policial como en el forense. En el policial porque del relato del niño testigo pueden obtenerse detalles que conduzcan al esclarecimiento de los hechos y a la incriminación del autor (descripción de los hechos, descripción y localización de pruebas materiales, identificación del autor, etc.).
Otro ámbito de aplicación de la obtención de relato en niños son los casos de abuso sexual infantil. En estos casos el relato ofrecido por el niño pasa por ser en la gran mayoría de ocasiones la única prueba con la que se cuenta para la acusación del abusador. Las técnicas de obtención del testimonio o relato en este tipo de entrevista no ofrece diferencias respecto al niño testigo más allá de una serie de consideraciones contextuales a tener en cuenta (problemas de pareja o familiares anteriores o simultáneos a la acusación de abuso, información sexual que posee el menor y la fuente, condiciones higiénicas del niño, consumo de alcohol u otro tipo de droga tóxica en el ámbito de la familia, la propia revelación de los hechos, etc).
Como quiera que sea, cuando el testigo de un hecho delictivo es un menor se plantea un problema policial y judicial de difícil resolución: la obtención de la declaración y que esta ofrezca un relato lo suficientemente extenso como para poder ser valorado. Por otro lado, se plantea también una consideración previa a la obtención del propio relato o testimonio: es necesario establecer si el menor en cuestión puede ser un testigo competente, esto es, si posee capacidades suficientes no sólo para arrojar un relato extenso sino que éste ofrezca detalles en cantidad y calidad suficiente para ser tenidos en cuenta. Nadie ofrece dudas de que aquellos menores con un desarrollo evolutivo y del lenguaje adecuado son testigos fiables. La duda surge con aquellos menores con un desarrollo evolutivo menor, en cuyo testimonio influyen tanto las capacidades adquiridas como las que aún se encuentran en desarrollo. Por ello, la edad que se suele tomar como punto de corte son los 12 años (Arce, Novo, & Alfaro, 2000). A los menores de esta edad nos referiremos en adelante como niños.
Aplicación.
A lo largo del tiempo ha sido muy abundante la concreción de protocolos, guías de entrevista y diferentes técnicas para la obtención de declaraciones fiables y con valor legal en menores de 12 años y discapacitados. Aunque a estos segundos, por su especialidad, habrá que dedicarle una entrada a parte en esta web. No hay un protocolo único de intervención ante menores testigos pero entre todo lo investigado y publicado se pueden obtener herramientas muy útiles para la consecución del objetivo.
En 1992, el Ministerio de Interior y el Departamento de Salud Británicos (Home Office and The Department of Health, 1992) encargaron a los profesores Diane Birch y Ray Bull la concreción de un protocolo de actuación para la obtención de la declaración de menores testigos. Sobre la base del borrador elaborado por estos profesores se creó un protocolo que adapta la denominada Entrevista Cognitiva (EC) a las tareas de obtención del testimonio en el caso específico de niños (Bull, 1997). El protocolo se divide en cuatro fases diferenciadas si bien previamente a la aplicación del mismo se recomienda recabar información sobre el estado evolutivo del niño, su lenguaje, su desarrollo físico, capacidad de socialización y conocimiento sexuales.
Las cuatro fases del protocolo son las siguientes:
Fase 1: Entendimiento y compenetración, orientada a generar rapport entre el entrevistador y el niño además de conocer de primera mano su nivel de lenguaje y su desarrollo y explicarle el objetivo e importancia de la entrevista.
Fase 2: Recuerdo libre. Durante esta fase el entrevistado pide al niño que lo cuente todo, con sus palabras y con el mayor número de detalles posible, adoptando una postura de escucha activa, controlándose de intervenir en las pausas o silencios y de formular preguntas. La función del entrevistador en esta fase es tan sólo facilitar al menor la tarea de memoria y relato.
Fase 3: Interrogatorio. En esta fase el entrevistador formulará preguntas al niño para detallar los hechos relatados, contextualizarlos o darles significado. Para ello utilizará, en primer lugar, preguntas abiertas en las que pedirá que profundice en ciertos puntos del relato o testimonio. Posteriormente, podrá utilizar preguntas específicas (no sugestivas) para que aclare algún punto de la información obtenida de las preguntas abiertas. En tercer lugar, sólo formulara preguntas cerradas si las anteriores no han sido efectivas debiendo evitar las preguntas de respuesta dicotómica. Por último, utilizará preguntas profundas, aquellas que tiene sólo una respuesta específica. Fase 4: Conclusión. El entrevistador resume al niño los que ha relatado al objeto de determinar si la información obtenida es correcta. Por último se realiza un cierre cuyo objetivo es la desactivación del menor de la tarea.
En el mismo año, 1992 se creó el Grupo de Trabajo del Gobernador para la Justicia del Menor, en aplicación a lo dispuesto en la legislación federal para responder a los tremendos retos relacionados con el trato de los casos de abuso a menores ocurridos en Michigan –en concreto, los relacionados con el abuso sexual a menores. En agosto de 1993, el Grupo de Trabajo publicó un “Protocolo Modelo de Abuso al Menor –Metodología Coordinada del Equipo de Investigación”[1] (Grupo de trabajo del Gobernadro para la Justicia del Menor y Agencia para la Independencia de la Familia. Estado de Michigan, 1992). Este protocolo actualizado invita al uso de un Protocolo de Entrevista Forense cuando el menor entrevistado haya sido presuntamente objeto de abuso sexual. Este protocolo, menciona siete etapas para la consecución de la entrevista, y aunque las tareas contenidas en ella son básicamente las mismas que en el protocolo británico, si es cierto que introduce ciertas mejoras al mismo:
Preparar el Entorno de la Entrevista. Extraer de la habitación todo el material que pueda distraer al menor.
La Presentación. El entrevistado se presentará, explicará al niño el porqué del equipo de grabación (si se usa), y responderá a las preguntas espontáneas del menor.
Competencia Legal. Se realizará con el niño ejercicios que permitan observar si discrimina entre verdad y mentira y se conseguirá un acuerdo para que diga siempre la verdad.
Establecer las Reglas de Base. Se recordará al niño que no tiene que inventar o tratar de adivinar la respuesta, si no lo recuerda debe decirlo, y puede corregir al entrevistador si éste se equivoca.
Completar el Rapport con una Entrevista de Práctica. En esta etapa se trabajara sobre un relato neutro, un hecho vivido recientemente por el niño y que haya sido significativo para él. Se le pedirá que lo describa al objeto de evaluar su capacidad de memoria episódica.
Introducir el tema utilizando los estímulos menos sugestivos posibles.
La Narrativa Libre. El entrevistador estimulará al niño a verter un relato libre lo más extenso y detallado posible.
Interrogatorio y Clarificación. Posteriormente preguntará al niño para clarificar los puntos de su relato con preguntas lo menor directiva posibles.
Cierre. Se volverá a temas neutrales, dando las gracias al niño por colaborar.
El uso de protocolos de entrevista a menores testigos o víctimas no está estandarizado sino que se ofrecen multitud de herramientas y técnicas que se pueden utilizar dependiendo del contexto, las capacidades del menor o los hechos a investigar. No obstante, a pesar de las pequeñas diferencias, en la mayoría de las administraciones competentes para obtener testimonio de menores se respetan las cuatro fases de actuación expuestas anteriormente a las que se introducen mejoras o adaptaciones a la población concreta a la que se dirige.
Por otro lado, existen multitud de guías de entrevista a niños, en su mayoría dirigidas a niños víctimas de abuso sexual, pero que son herramientas útiles para manejar en casos de entrevistas a niños testigos ya que los fundamentos y espíritu de éstas son comunes: la obtención de un relato sobre los hechos. Así, contamos con las guías de entrevista NICHD[2](Lamb, Orbach, Hershkowitz, Esplin, & Horowitz, 2007) o la guía para al evaluación del abuso sexual infantil (Cantón & Cortés), entre otras. Todas ellas ofrecen una guía de entrevista estructurada con gran profusión de posibles preguntas.
Por último, cabe hacer mención a una técnica muy utilizada en la obtención del testimonio de adultos y cuyo uso puede traer mejoras significativas en las entrevistas con menores. En lo que respecta al uso de la entrevista cognitiva cuando los testigos son niños hay que tener en cuenta algunas matizaciones en relación con la memoria de los niños. En primer lugar, cabe destacar que en situaciones de recuerdo libre, los niños rinden significativamente menos información que los adultos, pero la información que vierten no es necesariamente meno exacta. No obstante, hay que tener en cuenta que los detalles y la exactitud con el que un individuo recuerda un suceso incrementa con la edad (Davies, Tarrant, & Flin, 1989). En segundo lugar, cuando los niños están trabajando en un contexto significativo y familiar, las habilidades de memoria que desarrollan son mayores que cuando trabajan en un contexto desconocido (Bauer & Mandler, 1990). Por tanto, Arce, Novo y Alfaro (2000) concluyen que ya que el principal objetivo de la entrevista cognitiva es aumentar la información recuperada, puede que sea el procedimiento más efectivo para utilizar con niños. No obstante, habría que trabajar sobre las instrucciones al objeto de hacerlas más comprensibles para el niño.
En España, todo este tipo de técnicas y protocolos de obtención de testimonios a niños testigos y víctimas vienen aplicándose con una satisfactoria eficacia. En el ámbito judicial, son los Psicólogos forenses de la Administración de Justicia los que hacen uso de estas técnicas tanto en casos de niños testigos como víctimas de delitos en el ámbito penal y otras entrevistas en casos relativos al ámbito de la familia (custodias, etc.) no sólo en la obtención de un relato válido sino en la valoración de la validez y la credibilidad de los mimos. Por otro lado, en el ámbito policial, en 1994, la Guardia Civil, a través de su Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo (formada por psicólogos y criminólogos cualificados) creo un protocolo de entrevista forense a niños testigos y víctimas de corta edad (entre 3 y 7 años), utilizado en la actualidad en más de 800 casos, siendo en la actualidad el único cuerpo policial en España que intervenga con niños de tan corta edad. A dicho protocolo se le han ido introduciendo mejoras en relación con las últimas investigaciones científicas en el campo de la psicología evolutiva y del testimonio así como en el campo de la memoria y la credibilidad.
Referencias
Arce, F., Novo, M., & Alfaro, E. (2000). La obtención de la declaración en menores y discapacitados. En A. Ovejero, M. Moral, & P. Vivas, Aplicaciones en psicología social (págs. 147-151). Madrid: Biblioteca Nueva.
Arce, R., & Fariña, F. (2005). Peritación psicología de la credibilidad del testimonio, la huella psíquica y la simulación: el Sistema de Evialuzción Global (SEG). Papeles del psicólogo, vol. 26, 59-77.
Arce, R., & Fariña, F. (2012). La entrevista psicológica forense a niños, adultos y discapacitados. En S. Delgado, F. Bandrés, & A. Tejerina, Tratado de medicina legal y ciencias forenses, Vol. V. Pedriatría legal y forense. Violencia.Víctimas. (págs. 795-817). Barcelona: Bosh.
Bauer, P., & Mandler, J. (1990). Remembering what happened next: Very young children´s recall of event sequences. En R. Fivush, & J. Hudson, Knowing and remembering in young children (págs. 9-29). Nueva York: Cambridge University Press.
Bull, R. (1997). Entrevista a niños testigos. En F. Fariña, & R. Arce, Psicología e investigación judicial (págs. 21-38). Madrid: Fundación Universidad Empresa.
Cantón, & Cortés. (2000). Guía para la evaluación del abuso sexual infantil. Madrid: Pirámide.
Davies, G., Tarrant, A., & Flin, R. (1989). Close encounters of the children´s memory for a simulated health inspection. British Journal o Psycology, 80,, 415-429.
González, J., & Manzanero, A. (2003). Avances en psicología del testimonio. Chile: Ediciones Jurídicas de Santiago.
González, J., Muñoz, J., Sotoca, A., & Manzanero, A. (2013). Propuesta de protocolo para la conducción de la prueba preconstituida en víctimas especialmente vulnerables. Papeles del psicólogo vol. 34(3), 227-237.
Grupo de trabajo del Gobernador para la Justicia del Menor y Agencia para la Independencia de la Familia. Estado de Michigan. (1992). Protocolo de entrevista forense. Michigan.
Köhnken, G., Manzanero, A., & Scott, M. (2015). Análisis de la validez de las declaraciones: mitos y limitaciones. Anuario de psicología jurídica, 25, 13-19.
Lamb, M., Orbach, Y., Hershkowitz, I., Esplin, P., & Horowitz, D. (2007). A strutured forensic interview protocol improves the quality and informativeness of investigative interviews with children: A review of research usin the NICHD investigative interview Protocol. Child abuse and neglect 31., 1201-1231.
Manzanero, A. (2000). Credibilidad y exactitud de los recuerdos de menores víctimas de agresiones sexuales. Anuario de Psicología Jurídica 10, 49-67.
Muñoz, J., González, L., Sotoca, A., Terol, O., González, J., & Manzanero, A. (2016). La entrevista forense: obtención del indicio cognitivo en menores presuntas víctimas de abuso sexual infantil. Papeles del psicólogo vol. 37(2), (en prensa).