Mentira Factual y Mentira Emocional

De Mentira Pedia
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Contenido

Concepto

El engaño consiste en proporcionar deliberadamente una información previamente manipulada con el fin de crear o mantener en otras personas una creencia que el emisor considera falsa. Dicha manipulación puede aludir a estados emocionales (información emocional) o bien a hechos concretos conocidos por el emisor (información factual).

Investigación y opiniones

La opinión de los investigadores respecto a la mentira factual no ofrece discrepancias dignas de mención. Hay unanimidad de criterios y conclusiones finales a la hora de considerarlas como aquellas que describen ciertos hechos sin intervención emocional. La mentira factual consistiría pues en mentir sobre hechos pero no sobre emociones. A pesar de las coincidencias a la hora de determinar qué es una mentira factual nos encontramos con una dificultad al inferir su presencia de manera aislada y pura, ya que no suele presentarse de este modo sino acompañada de alguna emoción, es decir, el engaño puramente emocional o puramente factual probablemente no exista. Las investigaciones acerca de las diferencias entre la mentira factual y la emocional concluyen que ambos tipos de engaño dan lugar a diferentes indicadores conductuales y se infiere la presencia de ciertas emociones en aquellos sujetos a quienes se les pidió que mintieran sobre hechos concretos. En cuanto a la mentira emocional hay cierto desacuerdo; a la hora de conceptualizarla algunos autores consideran que se trata de una alteración en la expresión de sentimientos surgidos mientras se emite la comunicación, mientras que otros defienden que el término tiene que ver con emociones previas a la misma. Hay posturas que definen el engaño emocional como aquel que se da al inventar mensajes engañosos para ocultar emociones verdaderas. Otras opiniones lo encuadran en aquellos casos en que se miente o se inhiben respuestas emocionales vinculadas a cuestiones en las que al emisor le cueste manifestarse públicamente. Algunos investigadores sostienen la presencia de ciertas emociones en la mentira factual vinculadas al acto mismo de estar mintiendo, por ejemplo: temor a ser descubierto; sentimiento de culpabilidad o vergüenza; satisfacción, como en casos de bromas o mentiras jocosas.


Ejemplos tomados de la literatura experimental

- Ekman y Friesen (1974) analizan la alteración en las expresiones de los sentimientos obtenidos mientras se emite la comunicación. Para ello pidieron a los sujetos que colaboraron en el estudio que ocultasen las emociones sentidas en ese momento y que simulasen afectos opuestos.

- Comadena (1982) analiza la manifestación de expresión de emociones previas a la emisión de la comunicación. Pidió a los interrogados que alterasen por completo la expresión de los sentimientos que les había suscitado una visualización anterior a la entrevista experimental.

- Robert Feldman (Feldman, Jason, Tomasian y coats, 199; Feldan, Jenkins y Poppol, 1979; Feldman y Whie, 1980; Parham, Feldman, Osler y Popoola, 1981) Han realizado investigaciones en las que se pedía a los emisores que probasen bebidas. En unos casos eran de sabor agradable y en otros de sabor desagradable, pero en todos ellos los sujetos debían decir que ambas bebidas sabían bien.

- Knapp, Hart y Dennis (1974) Pidieron a sus emisores que expresaran afirmaciones en oposición a su postura respecto a un tema de interés público.

- DePaulo, Rosenthal, Green y Rosenkrantz (1982) Pidieron a sus emisores que describieran a personas que les resultasen agradables como si en realidad les fueran desagradables y viceversa.

- Biland, Py y Rimboud (1999) Analizaron las respuestas de dos grupos de sujetos: uno de ellos, los veraces, debían describir una breve película visualizada previamente. El otro, los mentirosos, debían convencer al interrogador de que habían visto la película.

- Köhnken (1985) Utilizó para su experimento una filmación en la que aparecía un robo; se la mostró tanto a los emisores veraces como a los mentirosos. La tarea de los últimos consistió en cambiar la identidad del ladrón durante su declaración.

- Bond (19859 Interrogó a sus sujetos sobre cuestiones relacionadas con sus últimos empleos: (cuál fue el último, qué tarea efectuaba en él, qué te gustaba más y menos del mismo, etc) Los veraces debían responder con sinceridad y los mentirosos simulaban haber tenido un empleo que en realidad no tuvieron e inventaban las respuestas relacionadas con él.

- Granhag y Strömwall hicieron que sus testigos visualizasen una corta representación teatral en la que se producía un robo con apuñalamiento. Posteriormente los emisores veraces debían describir lo sucedido, mientras que los mentirosos debían alterar la historia culpabilizando a la víctima de lo sucedido y protegiendo a los delicuentes.

- Vrij y colaboradores pidieron a sus testigos mentirosos que negasen la posesión de unos auriculares que llevaban consigo.


Conclusiones

Las conclusiones finales de todos los estudios coinciden en la dificultad que entraña determinar tajantemente si un engaño es factual o emocional. Se puede mentir sobre informaciones emocionales y factuales, pero las barreras entre uno y otro tipo de engaño no siempre están perfectamente delimitadas. Más que hablar de dos categorías independientes y excluyentes entre sí deberíamos hacerlo de un continuo emocional-factual, ya que las mentiras factuales a menudo se acompañan de mentiras emocionales y prácticamente en todos los casos en los que hay engaño factual intervienen emociones de una y otra forma.

Referencias

 Masip, J., Garrido, E. & Herrero, C. (2004). Defining deception. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 20, 147-171.

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