Microexpresiones de la mentira

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Microexpresiones de la mentira

Las microexpresiones son expresiones que aparecen y desaparecen del rostro en una fracción de segundo, a veces tan rápido como 1/30 de segundo. Las microexpresiones son probablemente signos de emociones que se pretenden ocultar, aunque también pueden ser signos de estados emocionales rápidamente procesados en los cuales no ha existido intención de ocultación. Se producen con tanta rapidez que la mayoría de la gente no puede verlas o reconocerlas en tiempo real. La idea de la existencia de las microexpresiones tiene su raíz en la hipótesis de inhibición de Darwin (1872) que sugiere que los movimientos faciales pueden producirse de manera involuntaria incluso si el individuo está tratando de controlar su expresión, tal y como muestra en su libro la expresión de las emociones.


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Investigación

La investigación sobre las bases neuroanatómicas de las expresiones emocionales sugiere cómo ocurre esto. Hay dos vías neuronales que median en las expresiones faciales, cada una procede de un área diferente del cerebro (Rinn, 1984). El tracto piramidal impulsa acciones voluntarias faciales y tiene su origen en la franja motora cortical, mientras que el tracto extrapiramidal impulsa expresiones emocionales involuntarias y se origina en las áreas subcorticales del cerebro. Cuando las personas se encuentran en situaciones intensamente emocionales, pero necesitan controlar sus expresiones, se activan ambos sistemas que se enzarzan en un “tira y afloja” neural por el control de la cara, permitiendo la filtración rápida y fugaz de microexpresiones.


Para más información, ver este vídeo: Paul Ekman: Mentiras y Microexpresiones faciales


La existencia de microexpresiones se verificó, casi un siglo después de Darwin, por Haggard e Isaacs (1966) durante el análisis a cámara lenta de grabaciones de sesiones de psicoterapia. Más tarde, Ekman y Friesen (1974) demostraron que existen las microexpresiones en un estudio en el cual analizaron, fotograma a fotograma, diferentes grabaciones de entrevistas con pacientes deprimidos. Más recientemente, Porter y ten Brinke (2008) han demostrado que surgen microexpresiones cuando los individuos intentan engañar acerca de sus expresiones emocionales.


Frecuentemente, el acto de mentir desencadena fuertes emociones en el mentiroso, sobre todo cuando hay mucho en juego. Estas emociones pueden desencadenarse debido al temor de ser descubierto, a la culpa o la vergüenza acerca del evento respecto al que se ha mentido, o incluso pueden desencadenarse debido a que el mentiroso encuentre satisfacción en la idea de mentir exitosamente a los demás, lo cual podría darse especialmente en aquellos que ocupan posiciones de autoridad. Las expresiones faciales y, de manera particular, las microexpresiones, pueden ser signos de estas emociones y, por tanto, la capacidad de detectarlas puede ser importante para las personas que trabajan en las fuerzas del orden, seguridad nacional, inteligencia o el sistema judicial. Además, la propia experiencia vital del agente de policía, como forma de aprendizaje, parece no incrementar en ellos la habilidad en el reconocimiento de la expresión facial de, al menos, la emoción de ira y miedo (López, Pérez-Nieto &González-Ordi, 2011), quedando las posibilidades de mejora en manos de programas de entrenamiento.


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Aplicaciones

Los resultados relativos a la universalidad de las expresiones faciales de la emoción y la existencia de las microexpresiones pueden ayudar a que las personas que trabajan en profesiones que exigen interacciones cara a cara, mejoren sus habilidades en la lectura de las emociones de los demás. La lectura de las expresiones faciales de la emoción, y sobre todo, de las microexpresiones puede ayudar al desarrollo de las relaciones interpersonales, la confianza y el compañerismo. Puede ser útil para hacer evaluaciones de credibilidad y evaluación de veracidad y engaño. Además, una mejor información sobre los estados emocionales proporcionará la base para una mayor cooperación y desembocará en negociaciones y relaciones comerciales más productivas. De manera concreta, parece demostrado que la identificación precisa de las expresiones faciales de miedo predice el comportamiento prosocial (Marsh, Lozak & Ambady, 2007), pudiendo ser de importancia en este tipo de situaciones mencionadas anteriormente.


Por otro lado, los profesionales de la salud pueden desarrollar una mejor relación con los pacientes, interactuar con empatía y compasión, y realizar el diagnóstico correcto mediante la obtención de una información más completa. Los profesores pueden leer las emociones de sus estudiantes para obtener indicadores de su progreso y, de esta manera, realizar los ajustes necesarios y enseñar de una manera más eficaz. Los directos de instituciones educativas pueden interpretar las emociones de sus profesores ayudando a reducir burnout y manteniendo y mejorando la eficacia de éstos. En esta línea, parece que el reconocimiento emocional y la expresión emocional pueden ser buenos predictores del nivel de burnout del profesor (Benson, Truskett &Findlay, 2007). Empresarios y negociadores pueden establecer y cultivar relaciones beneficiosas, si reconocen adecuadamente las emociones de los demás. Los analistas de estudios de mercado pueden mejorar datos cualitativos que obtienen de los consumidores mediante la lectura de sus emociones a la hora de evaluar un producto, obteniendo pistas sobre lo que realmente sienten, más allá de lo que digan de él. En general, podemos decir que la precisión en el reconocimiento emocional es de importancia para la efectividad en la negociación (Elfenbein, Foo, White, Tan & Aik, 2007). Padres, cónyuges, amigos y todos los que tienen un interés en la construcción de relaciones tienen un interés en la construcción de relaciones sólidas se pueden beneficiar de la mejora de su capacidad de leer las emociones.


En los últimos tiempos, diferentes personas y organizaciones con interés en la detección de mentiras han hecho uso de los programas que se han desarrollado basados en la investigación científica y en la experiencia policial adquirida por los diferentes agentes que han colaborado. Los programas de formación se basan en una combinación de dinámicas participativas, individuales y grupales. Se presentan a los alumnos conocimientos acerca de la naturaleza de las emociones, las expresiones faciales, las microexpresiones y otros comportamientos no verbales como pueden ser la voz, los gestos, la mirada y las posturas, además de profundizar en la naturaleza de la verdad y la mentira y de las señales no verbales asociadas con ambas. A menudo, a lo largo de la formación, se encuentran que son capaces de ver y comprender el comportamiento que antes no podían entender e incluso malinterpretaban, y estas nuevas habilidades les ayudan a encontrar la verdad en testimonios, declaraciones, entrevistas e interrogatorios. Este set de nuevas habilidades no sustituye a las que ya poseen, sino que las complemente y ayuda a los alumnos a ser más precisos y más eficientes en sus trabajos. Las herramientas de estos programas de formación ayudan a las personas a mejorar su habilidad para reconocer microexpresiones en tiempo real. Los últimos estudios en este campo han demostrado que el entrenamiento con éstas herramientas produce un beneficio fiable al finalizar la formación y también que éste perdura en el tiempo más allá de la sesión de entrenamiento, trasladándose su efecto al ámbito laboral (Matsumoto &Hwang, en prensa).


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