Neuropsicología de la Mentira
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Definición
La Neuropsicología [1] es una disciplina que estudia las relaciones que existen entre la diferentes funciones cerebrales y la conducta humana (Ardila & Ostrosky, 1991; Rains, 2003). Esta ciencia se basa en un análisis sistemático de las alteraciones conductuales asociadas a trastornos de la actividad cerebral, por lesiones ya sea por accidentes o enfermedades. A diferencia de las neurocienciasLamentiray la Neurociencias aplicada conductuales, la Neuropsicología tiene como objeto identificar lesiones cerebrales que causan alteraciones conductuales a través de métodos sistemáticos y procedimientos disponibles que le permitan entender los diferentes componentes de las funciones psicológicas complejas, que son el resultado de actividades integradas en distintas partes del cerebro, como resultado de muestras diversas de comportamiento.
¿Qué es la neuropsicología forense?
La Neuropsicología forense es una disciplina relativamente nueva que intenta vincular el conocimiento que tenemos de las neurociencias y su aplicación en el área legal, de tal forma que en el campo forense la evaluación neuropsicológica tiene un rol fundamental en determinar si la persona tiene una disfuncion cognitiva, y cómo esta disfunción está afectando la capacidad de una individuo, así mismo identificar si existe relación entre la causa y la disfunción en las personas que han sufrido discapacidades cerebrales, o discapacidades cerebrales probable, y su propósito es responder a preguntas de tipo forense (Jarne et al, 2010; Aliaga et al 2012).
Dado la gran demanda de la neuropsicología forense autores como Fernández Guinea (2001) ha descrito funciones puntuales de acción en esta área como son:
1. Estimación de la naturaleza, gravedad y cronicidad de las secuelas debido a daño cerebral con el objeto de poder valorar la cuantía de una indemnización (accidente laboral o de tráfico) o la obtención de una pensión o retiro por invalidez.
2. En el área de competencia civil, determinar si una persona tiene sus facultades mentales conservadas y es capaz de tomar decisiones y manejar sus asuntos personales, cuentas y negocios tras el diagnósticos de una lesión cerebral.
3. Determinar la presencia de una disfunción cerebral y cómo esta condición puede afectar al acusado en el momento de la trasgresión legal para poder diferencias lo correcto e incorrecto y entender que repercusiones y consecuencias tiene el delito.
Aplicaciones de la neuropsicología forense
Debido al crecimiento reciente de la neuropsicología clínica, a los avances en la neurociencias básicas y aplicadas, ha habido una expansión dentro del campo forense de está disciplina, lo que ha generado en las últimas dos décadas mayor investigación, formación y controversial en cuanto a sus aplicaciones.
El desarrollo e investigación de la neuropsicología forense se ha ampliado a partir de las primeras publicaciones entre 1990 y 2000, la producción científica generada en temas diversos relacionadas con asuntos legales sobresalen los estudios de simulación como los más representativos (Sweet y cols, 2002).
La evaluación neuropsicológica tiene como objetivo poder determinar si en un sujeto con una lesión cerebral presente en los diferentes dominios cognitivos (atención, memoria, lenguaje, procesos visuoespaciales, etc) áreas preservadas y deficitarias, así como cual es el perfil de la disfunción y cómo son las consecuencias de la lesión reflejadas en su comportamiento y funcionamiento cotidiano (Ardila & Rosselli, 2002).
Ahora bien, la evaluación neuropsicológica forense tiene fases diferentes, ya que debe responder a una o varias preguntas formuladas desde el ámbito legal, incluso puede tener un rol diferente en relación al examinado es decir que muchas veces el examinado no es su cliente, sino el abogado; por lo tanto intentará dar mayor importancia a los datos objetivos que a los subjetivos, los hallazgos en las pruebas neuropsicológicas, las observaciones directa de la conducta ya sea a través de las entrevistas clínicas o durante la evaluación sistemática del evaluado, tienen mayor énfasis o importancia que los datos obtenidos indirectamente por ejemplo a través de los familiares. Un neuropsicolog forense debe considerar antecedentes clínicos, académicos, laborales, personales que incluyan información de su familia además deberá corroborar estos datos y de otras fuentes de datos que le permitan comprender la conducta de su evaluado en las circunstancias relacionadas a la causa legal.
El neuropsicólogo forense debe obtener información en tres niveles temporales, el primer nivel corresponde a la información de la historia pasada del evaluado, el segundo corresponde al momento específico que se genero el suceso que se investiga y por último el presente inmediato. Debe analizar la consistencia razonable que permita comprender y entender cual era el funcionamiento del evaluado tanto conductual como cognitivo (Slachevsky, Pérez, y Prenafeta, 2010).
Toda evaluación neuropsicológica forense involucra la realización de diferentes protocolos que incluyen:
a) Revisión del informe y antecedentes.- esto consiste en revisar información complementaria que permita contextualizar la pregunta legal, para lo cual se debe revisar el expediente
b) Entrevista clínica y observación de la conducta del examinado.- en esta parte se puede constatar y corroborar algunas hipótesis planteadas desde la pregunta forense para poder seleccionar instrumentos adecuados que le permitan responder a esta pregunta forense.
c) Selección y organización de las pruebas.- En esta parte se debe seleccionar instrumentos adecuados según edad y escolaridad y elegir pruebas con baremos apropiados a la población que pertenecen al evaluado. Es necesario tomar en cuenta que la elección de instrumentos debe ser variado tomando en cuenta la pregunta legal dentro del contexto pericial, las hipótesis formuladas a partir por supuesto de los antecedentes y la observación conductual realizada.
d) Evaluación del funcionamiento del evaluado en su vida diaria. Se debe también tener información sobre su desempeño en la vida diaria a través de observaciones o instrumentos que permitan determinar cambios significativos.
e) Interpretación de los resultados.- se debe interpretar los hallazgos como respuesta a la pregunta forense. Se deben considerar en la interpretación de resultados las variables inherentes a los sujetos (nivel educacional, genero, edad, grupo étnico, nivel cognitivo premorbido) y variables inherentes a las pruebas (uso de baremos, efecto de techo y piso, baja o alta sensibilidad de la prueba, etc).
Dentro de las consideración de la evaluación neuropsicológica forense podemos decir que esta disciplina nos permite conocer el funcionamiento cognitivo y obtener un perfil y poder determinar si existe una relación entre el evento causante de una lesión cerebral y los síntomas o signos presentados; sin embargo dentro de las limitaciones se encuentran que existen pocos instrumentos que tienen validez ecológica de tal forma que se debe ser cauteloso. Otro aspecto a considerar es la función social que tiene el neuropsicológo forense que implica una intachable responsabilidad social, comportamiento ético y pertinencia cultural que le permite actuar en los diferentes ámbitos legales (Slachevsky, Pérez & Prenafeta, 2010).
Desempeño neuropsicológico en el ámbito forense
Existe una serie de indicadores de falta de consistencia interna en la diferente ejecución en la pruebas neuropsicológicas entre los que destacan según Muñoz-Céspedes & Paúl-Lapedriza, (2001) son:
• Discrepancia en algunos resultados que exploran los mismo procesos y que no puede ser explicados por componentes motivacionales o por las propiedades psicométricas de las pruebas.
• Rendimiento deficiente en las pruebas, que la mayoría de las personas con lesiones cerebrales moderadas o graves realizan adecuadamente.
• Puntuaciones muy bajas en tareas de atención y concentración en comparación con tareas de memoria general.
• Perfil de ejecución en evaluaciones seriadas como bueno malo bueno malo.
• Respuesta absurdas e ilógicas en tareas fáciles.
• En tareas motoras y sensoriales puntuaciones bajas que no corresponden con la lesión de la persona.
• Alteraciones en las tareas de reconocimiento de memoria, incluso peor que en las pruebas de recuerdo libro o evocación a los 20 o 30 min.
• Rendimiento general por debajo del esperado por azar
Los avances científicos en el área de imágenes cerebrales ha permitido conocer estructuras cerebrales relacionadas con diferentes funcionamientos cognitivos relacionados a diversos procesos en actividades tales como leer, escribir, hablar, ver un objeto etc.
El engaño y los procesos cognitivos
Engañar a otra personas es probable que implique una gran cantidad de procesos cognitivos propios sino también, cogniciones sociales referente a los creencias de la otra persona y elementos de su interacción, ya que para mentir necesitamos a otra personas o a otro grupo de personas. De tal forma que mentir implica dos procesos casi simultáneos uno es construir un nuevo elemento que conformaría la mentira y otro sería retener un elemento que constituye la verdad. De tal forma que se ha postulado que para mentir es necesario ocultar información y para ello se activan los sistemas prefrontales ejecutivos.
Desde una aproximación neurobiológica y cognitiva el funcionamiento de la vida cotidiana está a cargo de los lóbulos frontales. Los lóbulos frontales están situados en el polo anterior del cerebro siendo el de mayor extensión, comprende todo el territorio situado por delante de la cisura central y lateral y constituye la tercera parte del total del cerebro. Su desarrollo finaliza aproximadamente entre los 20 y 24 años (Portellano, 2005).
El lóbulo frontal esta divido en dos grande áreas, la corteza motora que ocupa la mitad posterior y la corteza prefrontal que está ubicada en la mitad anterior de su superficie. La corteza motora está dividida entre corteza motora primaria, corteza premotora y el opérculo frontal. La corteza prefrontal esta divida en tres áreas, la dorsolateral, el área cingulada y el área orbitaria, tiene conexiones con áreas de asociación temporales, parietales y occipitales, así mismo también recibe conexiones del sistema límbico actuando como un mediador entre las emociones y la cognición (Flores & Ostrosky-Solis, 2008).
Divisiones del Lóbulo Frontal
Luria (1986) describió a los lóbulos frontales como un sistema de planeación, regulación y control de procesos psicológicos que van a permitir coordinar y seleccionar múltiples procesos y es capaz de organizar las diferentes conductas basadas en elementos motivacionales e interés que dirigen su conducta.
Las funciones ejecutivas son una función supramodal que organiza la conducta humana con capacidad para planificar, regular y supervisar procesos psicológicos complejos, por lo que se considera que constituye el centro ejecutivo del cerebro, de tal forma que su afectación tiene consecuencias diversas entre las que podemos destacar la regulación de las emociones y la conducta social hasta dificultades en el pensamiento abstracto y la metacognición por lo que desde la neuropsicología se ha podido conocer su funcionamiento (Flores & Ostrosky-Solis, 2008).
Las funciones ejecutivas son una serie de procesos que incluyen la memoria de trabajo que permite mantener información para realizar una tarea o resolver un problema. La memoria de trabajo se ha atribuido a estructuras como la corteza prefrontal (Baddeley, 2003).
Dentro de los circuitos relacionados con la corteza prefrontal, el área dorsolateral se asocia con actividades cognitivas como son la memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva, formación de conceptos, así como los procesos de atención como la atención selectiva. Las zonas ventromediales se asocian con la interpretación que hacemos de las emociones y dirigen nuestra conducta en la toma de decisiones a partir de juicios sociales y éticos (Tirapu-Ustárroz & Luna-Lario, 2012).
La planeación que forma parte esencial de otros procesos cognitivos, permite resolver adecuadamente problemas complejos y requiere razonamiento, flexibilidad cognoscitiva, organización, automonitoreo, y verificación, gracias a una buena planificación podemos cumplir ciertas metas, la planificación se ha asociado a porciones dorsolaterales de la corteza prefrontal (Lezak, 2004).
Otra de las funciones es el control conductual, esta función permite que una persona sea capaz de controla o inhibir cierta conducta, es decir cuando una persona responde impulsivamente podemos decir que la corteza prefrontal medial está afectada.
El proceso de inhibición es muy importante para el funcionamiento cotidiano ya que permite regular nuestra conducta de forma socialmente apropiada.
La fluidez es otra función ejecutiva denominada también de productividad y se define como la velocidad y precisión para la búsqueda de información en un tiempo especifico, dependiendo del tipo de actividad que se genera se le ha relacionado , es decir la fluidez de diseños o figuras se ha relacionados con la corteza prefrontal derecha (Flores & Ostrosky-Solis, 2008). Cuando se trata de elementos verbales como verbos ha sido relacionada con áreas premotoras y área de Broca.
Metacognición.- es uno de los procesos de mayor jerarquía y no se considera una función ejecutiva sino un proceso de mayor nivel y en general se distinguen en tres tipos de saberes metacognitivos (Flavell, 1993) de las tareas, personas y estrategias. En relación al conocimiento de las tareas se refiere a la idea que una persona sabe cual será la influencia que tendrá la naturaleza sobre su realización, este tipo de saber tiene relación con la tarea que estamos haciendo y con el tipo de demanda que exige una cierta tarea cognitiva, como suele suceder con la mentira (Crespo, 2000).
El conocimiento respecto a las personas se refiere al conocimiento intersubjetivo que surge de las observaciones que realizamos al interactuar con otros sujetos particulares, es decir una persona sabe que cantidad de información puede manejar otra persona en general, se considera que esto es un saber sobre las propiedades universales de la cognición.
En conclusión podemos decir que las funciones ejecutivas tiene una rol importante en el proceso de la mentira y el engaño, ya que estas dirigen la conducta de una persona.
Referencias
1. Aliaga, A., Jarne, A., León, J.P. (2012). Implicaciones forenses de las lesiones frontales en Tirapu Ustárroz, García Molina, A., Rios Lagos, M., & Ardila Ardila Alfredo. Neuropsicología de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas. Vigueras, Madrid, 537-556.
2. Ardila A. & Rosselli, M. (2002). Neuropsicología Clínica., Manual Moderno México, D.F.
3. Ardila, A. & Ostrosky-Solis, F. (1991). Diagnóstico del daño cerebral. Enfoque Neuropsicológico. Trillas, México, D. F.
4. Crespo, N.M. (2004). La Metacognición: Las diferentes vertientes de una Teoría. Revista Signos, 33(48), 97-115. Recuperado en 25 de mayo de 2016, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09342000004800008&lng=es&tlng=es.http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342000004800008
5. Fernández-Guinea, S. (2001). La neuropsicología forense: consideraciones básicas y campos de aplicación. Rev. Neurol, 32 (8), 783-787.
6. Flores, J., & Ostrosky-Solis, F., (2008). Neuropsicología de lóbulos frontales, funciones ejecutivas y conducta humana. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 8(1), 47-58.
7. Jarne, A. & Aliaga, A. (2010). Manual de Neuropsicología forense. De la Clínica a los tribunales. Herder, España.
8. Lezak, MD. (1995) Neuropsychological Assessment. Oxford University Press.
9. Luria, A.R. (1986). Las funciones corticales superiores del hombre. México: Fontamara.
10. Muñoz-Céspedes, J.M., & Paúl-Lapedriza, N. (2001). La detección de los posibles casos de simulación después de un traumatismo craneoencefálico. Rev. Neurol. 32(8), 773-778.
11. Portellano, J.A. (2005). Introducción a la neuropsicología. McGraw Hill Interamericana de España.
12. Rains, D. (2002). Principios de la Neuropsicología Humana. McGraw Hill, México
13. Slachevsky, A., Perez, C., Prenafeta, M.L. (2010). La evaluación de las funciones cognitivas en Jarne, A., & Aliaga, A. En Manual de Neuropsicología Forense. De la clínica a los tribunales. Herder, España, 85-115.
14. Sweet, J.J., King, J.H.; Malina, A.C., Bergman, M.A., y Simmons, A. (2002). Documenting the prominence of forensic neuropsychology at national meeting and in relevant profesional journal from 1990 to 2000. Clinical Neuropsychology, 16, 481-494.
15. Tirapu-Ustárroz, J., & Luna-Lario, P. (2008). Neuropsicología de las funciones ejecutivas en Manual de Neuropsicología, Viguera, Madrid, 221-256.